¿Qué frena la innovación en nuestras pymes?

Cuando se discute sobre los  decepcionantes resultados de innovación de España, ubicada en posiciones que, a priori, no se corresponden con nuestro potencial económico y científico, y cada vez más alejados de los principales líderes mundiales, se suele indicar como causa principal el bajo gasto en I+D+i, tanto público como privado, tendencia esta acentuada en épocas de crisis, a lo que se suma además,  aspectos tales como, por ejemplo, el menor porcentaje de grandes empresas sobre el total de compañías,  la poca propensión a patentar y a explotar comercialmente la propiedad industrial, la necesidad de una mayor conexión entre empresas y centros de conocimientos, o la falta de una mentalidad más predispuesta a colaborar y compartir innovación, entre otras.

Si bien es cierto que son argumentos evidentes que pueden explicar  la obtención de unos indicadores mediocres en innovación, creo que es quedarnos en una capa muy superficial del problema.

Desde hace más de diez años trabajamos estrechamente con gestores y comités de innovación  de multitud de empresas, de sectores de actividad muy heterogéneos (desde el agroalimentario, construcción o turismo a sectores más punteros tecnológicamente como pueda ser la ciberseguridad, robótica o soluciones  IoT,…) con el fin de potenciar su innovación. Y aunque todas esas empresas son compañías con gran vocación hacia la innovación y con resultados tangibles en el desarrollo de nuevas tecnologías o nuevos modelos de negocio, puedo afirmar que en la mayoría de los casos el departamento de innovación, si es que existe, suele ser más de tipo staff, con poder orgánico muy limitado en lo que debería ser su core, es decir,  coordinar, dinamizar, centralizar, seleccionar y controlar  toda actividad innovadora que se genera en la empresa. Además, es muy usual encontrar déficits tales como que sólo “los de arriba” son los que proponen nuevas ideas, los procesos de vigilancia son informales, los proyectos de innovación seleccionados no responden a unos criterios objetivos y alineados con la estrategia global, no existen políticas claras de incentivos a la innovación,….y así un largo etcétera de acciones que sumadas lastran las verdaderas capacidades de innovación de las pymes.

Entonces, ¿las empresas no invierten más en I+D+i por un mera tendencia a contener el gasto, o porque no le dan la oportuna importancia a la innovación?.

Yo creo que en la mayoría de las ocasiones, el deseo sincero de las compañías es innovar más, poder diferenciarse de sus competidores a través del aporte de valor añadido que les confiere la innovación, pero desconocen que la innovación se puede sistematizar, o no saben cómo hacerlo,  pudiendo crear rutinas e incorporar herramientas, procesos y talento que les permita mecanizar y automatizar la innovación, de manera que sean capaces de incrementar su capacidad de detectar nuevas oportunidades de mejora o de negocio, aumentar la calidad y  el número de proyectos de innovación a desarrollar, y tener la capacidad de trasladarlos al mercado más rápido y a menor coste, y todo ello, involucrando paulatinamente cada vez a más miembros de nuestra organización.

Desde el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Cartagena (Ceeic), lanzamos ya hace cuatro años una iniciativa denominada  Innovapyme (Programa de Aceleración de la Innovación en Pymes de la Región de Murcia), a través de la cual permitimos a las empresas salvar este escollo  que se les presenta cuando quieren o precisan sistematizar su innovación,  y además lo logramos de una manera muy ágil y sencilla,  sin precisar más gasto, laboriosos papeleos y burocracia, y cambios operativos y organizacionales traumáticos.

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